Ya se le ven todos los huesos.
Esta muy enfermo.
Ya no pinta la casa con carburo azul
ni nos fabrica cometas.
Tan sólo se encorva
y en su habitación oscurecida tiembla.
Se quiebra en silencio.
¡Grita!.
Llama a sus hijos
dice que venga la tía Aminta.
Su dolor se me devuelve
lo siento y lo acepto
Incapaz de hacer nada
limitados a esperar la tumba
todo lo que queda es abrazar.
Para ayudar a soportar
para despedir,
para los que vuelvan
de la memoria de Jehová
recibir.
¡El profesor es mi papá!
decíamos en la escuela
ese es mi papá.
Edwin B. Quintero
edwinbladimir@gmail.com
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